martes, 18 de junio de 2013

CRÓNICA RIMADA DE AJAN.



Blog de Mercedes Dìaz Solis.


Para unos hijos sensibles
que valoran lo que tienen,
o que sufren lo indecible
cuando adversidad deviene.

A ellos quiero dirigir
esta coloquial arenga,
que da pauta a distinguir
y tomar lo que convenga.

Un padre es alguien que sueña,
pero completo no duerme,
porque su atención se empeña
en el joven hijo, inerme.

Lo ha de llevar de la mano
camino de la experiencia,
que como mortal y humano
se ha labrado a fe y conciencia.




Se gradúan los mejores
en esta Universidad,
en la que a punta de errores
se logra celebridad.

Y  es que un padre que da ejemplo
de lo ejemplar a seguir,
un hijo lo ha de asumir
y ponerle en su alma un templo.

Feliz quien lo tiene aún
y puede libar su labia,
haciendo causa común
con su inteligencia sabia.

Venturoso quien lo tuvo,
mientras que el camino andaron;
bien por él que no se abstuvo
de gozar lo que lloraron.

Felicidad, oh, mi padre,
porque el Padre te bendijo:
fuiste el amor de mi madre
y el respeto de tus hijos.

No ha de bastarme la vida
para amar lo bueno en ti;
la pena que yo te di,
estando con Dios la olvidas.

Y yo, que andando en la brega
añorando tu presencia,
no me conforma tu ausencia,
pero de otra no me queda.

Y este transitar penoso
sin tu oportuno consejo,
me está haciendo ya más viejo,
rumbo al postrero reposo.

Alberto Javier Aguilar Navarro.
Domingo 16 de junio de 2013.








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